La discapacidad auditiva puede ocurrir por muchas razones, que van desde infecciones del oído hasta la pérdida súbita de la audición, desde la exposición al ruido excesivo hasta el simple envejecimiento. Los médicos especialistas distinguen entre dos tipos principales de pérdida de audición, en función de en qué parte del oído se encuentra la causa de la discapacidad auditiva.

El daño al oído externo o medio que afecta la forma en que se transmiten las ondas sonoras se denomina “pérdida auditiva conductiva”. Las personas con este tipo de pérdida auditiva generalmente pueden seguir conversaciones bien, pero solo pueden escuchar ciertas frecuencias por encima de cierto volumen.  a Con la pérdida auditiva neurosensorial, por otro lado, las células sensoriales en el oído interno o el nervio auditivo están dañadas, por lo que las señales acústicas ya no llegan al cerebro con claridad. En cualquier caso, es importante que un audiólogo o un especialista en otorrinolaringología realice un examen.

¿Cómo identifico la pérdida de audición?

La pérdida de audición comienza gradualmente.

Cuando una persona ya no oye tan bien, generalmente son otras personas las que se dan cuenta primero. Los amigos y familiares comienzan a notar que alguien les pide que se repitan con más frecuencia de lo habitual, que hablen inusualmente fuerte por teléfono o que enciendan el televisor hasta donde los vecinos puedan escucharlo.

La pérdida de audición aumenta poco a poco a medida que el cerebro se acostumbra a no escuchar ciertas frecuencias o sonidos. Los expertos se refieren a esto como “privación auditiva”. Por lo general, las personas afectadas por él no lo notan en absoluto. Pero cuanto más tarde se recuerde al cerebro las frecuencias largamente olvidadas con la ayuda de un audífono, más tiempo tardará la persona en poder percibirlas y volver a aceptarlas en su volumen normal. Es por eso por lo que es tan importante evitar que el cerebro se canse en primer lugar. Mientras más temprano decida comenzar a usar un audífono, más fácil le será regresar a la audición normal.

¿Cómo se mide la pérdida de audición?

Ninguna pérdida auditiva es similar a la otra. Hay muchas variantes entre “buena audición” y “casi nada de audición”. Es por eso que distinguen entre pérdida auditiva leve, moderada, severa y profunda al analizar la audición.

El habla se compone de tonos y sonidos en diferentes volúmenes y en diferentes rangos de frecuencia.

Las personas con audición normal pueden escuchar y comprender todo el espectro del habla. Para las personas con discapacidad auditiva, es una historia diferente: según la gravedad de su pérdida auditiva, es posible que ya no puedan escuchar tonos altos (como el canto de los pájaros o el crujido de las hojas) o incluso que les resulte difícil seguir llamadas telefónicas o conversaciones.

Los tecnólogos médicos con especialidad en otorrino o fonoaudiólogos usan las mediciones audiométricas para calcular la pérdida auditiva individual de una persona y seleccionar un sistema auditivo adecuado.